Dos Corazones
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Para algunos de los pacientes del Centro de salud Maple City, tomar el medicamento adecuado a la hora correcta es cuestión de vida o muerte.
Para Santiago, tomar la medicina adecuada es crucial debido a una etapa avanzada de diabetes, pero tomar la medicina adecuada también es difícil, porque él es legalmente ciego.
En el Centro de salud Maple City, Santiago tiene un equipo de proveedores de cuidado. El equipo incluye un médico, una enfermera médica, una enfermera de orientación de la salud, una enfermera coordinadora del cuidado, un proveedor de salud conductual, una nutricionista y tres asistentes médicos.
Después de haber faltado a citas por un periodo de tiempo extendido y después de ver a otros médicos, Santiago llegó al Centro de salud Maple City para un chequeo de diabetes.
James, el médico en el equipo de Santiago, le preguntó a Santiago sobre sus medicamentos. James estaba especialmente interesado en las recetas que otros médicos quizás le hubiesen dado. Santiago confesó que estaba confundido por los medicamentos que se suponía que tomara.
Debido a que los miembros del equipo de cuidado de Santiago trabajan juntos en el mismo espacio, James pudo inmediatamente hablar con Arely, la enfermera coordinadora del cuidado en el equipo de Santiago.
Arely llamó a la farmacia que utiliza Santiago y descubrió que las recetas médicas de Santiago incluían cuatro medicamentos muy importantes—una medicina que se debería tomar tres veces al día, otra medicina dos veces al día, y dos medicinas una vez al día.
James revisó la lista de medicamentos y notó que dos de los medicamentos eran contraindicados y que otros dos fueron duplicados entre sí. James cambió las recetas médicas de Santiago de cuatro medicamentos a dos. Aunque el cambio simplificó la tarea de Santiago, él todavía batallaba para distinguir entre las dos pastillas.
Arely trabajó con Santiago y pronto entendió los retos específicos. Santiago no podía ver las etiquetas en los frascos ni el color de las pastillas. No podía leer la escritura en Braille. La única manera que tenía Santiago para identificar las pastilla era sintiéndolas, pero las pastillas de los dos medicamentos eran ambas de forma circular y más o menos de igual de tamaño.
Arely habló con Santiago acerca de si un dispensador de pastillas le ayudaría. A Santiago le gustó la idea, pero él esperaba que sería un reto encontrar transporte para ir a la tienda comprarlo. Mariana, la asistente médica en el equipo de Santiago, hizo un viaje rápido a una farmacia y regresó con un dispensador de pastillas para una semana con dos columnas.
Arely llenó el dispensador y le enseñó a Santiago a cómo identificar y abrir cada compartimento. Arely y Santiago decidieron que si él trae el envase consigo a su cita regular, alguien en su equipo de cuidado le llenará el envase con los medicamentos adecuados.
Santiago llegó ese día al Centro de salud Maple City sin poder sentir sus medicamentos. Él salió con confianza en su nuevo plan para asegurar un futuro más saludable.